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jueves, 7 de abril de 2011

CÁNCER CERVICOUTERINO




Cáncer Cervicouterino
El frotis cervical es la herramienta de detección precoz que se utiliza para descubrir las lesiones precancerosas del cuello uterino.
El cancer cervicouterino es una alteración celular que se origina en el epitelio del cuello del útero y que se manifiesta inicialmente a través de lesiones precursoras de lenta y progresiva evolución, que se pueden suceder en etapas de displasia leve, moderada y severa.
Evolucionan a cáncer in situ (circunscrito a la superficie epitelial) y/o a cáncer invasor, en que el compromiso traspasa la membrana basal.
El cáncer cervicouterino suele crecer lentamente por un período de tiempo. Antes de que se encuentre células cancerosas en el cuello uterino, sus tejidos experimentan cambios y empiezan a aparecer células anormales (proceso conocido como displasia). La prueba de Papanicolau generalmente encuentra estas células. Posteriormente, las células cancerosas comienzan a crecer y se diseminan con mayor profundidad en el cuello uterino y en las áreas circundantes.
Ya que en general no hay síntomas asociados con el cáncer cervicouterino, se debe hacer una serie de pruebas para buscar el cáncer. La primera prueba es la de Papanicolaou.
Si se encuentra células anormales, se tendrá que extraer una muestra de tejido  del cuello uterino y lo observará a través del microscopio para ver si hay células cancerosas. Para efectuar una biopsia sólo se necesita una pequeña cantidad de tejido y puede hacerse en el consultorio médico. Si para hacer la biopsia el médico necesita extraer una muestra mayor en forma de cono (conización), la paciente quizás tenga que ir al hospital. El pronóstico (posibilidades de recuperación) y la selección del tratamiento dependen de la etapa en que se encuentra el cáncer (si se encuentra en el cuello uterino o si se ha diseminado a otros lugares) y el estado de salud en general de la paciente.

Clasificación del Cáncer Cervicouterino

Etapa 0 o carcinoma in situ: El carcinoma in situ es un cáncer en su etapa inicial. Las células anormales se encuentran sólo en la primera capa de células que recubren el cuello uterino y no invaden los tejidos más profundos del cuello uterino.
Etapa I: El cáncer afecta el cuello uterino, pero no se ha diseminado a los alrededores.
Etapa IA: Una cantidad muy pequeña de cáncer que sólo es visible a través del microscopio se encuentra en el tejido más profundo del cuello uterino
Etapa IB: Una cantidad mayor de cáncer se encuentra en el tejido del cuello uterino.
Etapa II: El cáncer se ha diseminado a regiones cercanas, pero aún se encuentra en la región pélvica.
Etapa IIA: El cáncer se ha diseminado fuera del cuello uterino a los dos tercios superiores de la vagina.
Etapa IIB: El cáncer se ha diseminado al tejido alrededor del cuello uterino
Etapa III: El cáncer se ha diseminado a toda la región pélvica. Las células cancerosas pueden haberse diseminado a la parte inferior de la vagina. Las células también pueden haberse diseminado para bloquear los tubos que conectan los riñones a la vejiga (los uréteres).
Etapa IV: El cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
Etapa IVA: El cáncer se ha diseminado a la vejiga o al recto (órganos cercanos al cuello uterino)
Etapa IVB: El cáncer se ha diseminado a órganos distales como los pulmones.

Clasificación histológica
Se identifican diferentes subtipos de cáncer cervical:[]
carcinoma de las células escamosas, que se origina a expensas del epitelio pavimentoso; es el más frecuente (aproximadamente 80% de los casos); el precursor inmediato de este carcinoma son las HSIL, lesiones intraepiteliales escamosas de alto grado;
adenocarcinoma cervical, que constituye el 15% de los casos y se desarrolla a partir de lesiones precursoras denominadas adenocarcinoma in situ;
carcinomas adenoescamosos y neuroendocrinos, que constituyen el 5% restante de los casos.
Todos los tipos de tumores indicados están provocados por VPH de alto riesgo oncogénico (sobre todo VPH 16 y 18). Todos presentan las mismas características clínicas y los mismos factores de riesgo, pero los adenocarcinomas, carcinomas adenoescamosos y neuroendocrinos se detectan peor en los análisis de rutina, por lo que suelen detectarse en fases más avanzadas.

Redactado por: German

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